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La excavación en la fosa común de Vegueta concluye que los restos humanos que alberga están en buen estado de conservación

  • El proyecto impulsado por el Cabildo y el Ayuntamiento es encontrar al último alcalde de San Lorenzo, Juan Santana, y al sindicalista Francisco González, fusilados en 1937
  • El sondeo se ha acometido en la que se presupone que es la fosa 2 del cuartel 6, que contiene restos de 200 personas
  • Queda descartado que fuera usada como osario y las escorrentías o las filtraciones de agua del mar afectaran al estado de la fosa
  • El hallazgo de restos abre la puerta a una posible exhumación a la vista del informe definitivo y la aparición de evidencias que respalden que es la fosa correcta
  • Paco González, nieto del obrero fusilado, apunta que en Canarias desaparecieron o fueron asesinadas 5.000 personas, 2.000 de ellas solo en Gran Canaria

Las Palmas de Gran Canaria, 27 de diciembre de 2018.- Los trabajos de excavación en el Cementerio de Vegueta para buscar a los asesinados en 1973 Juan Santana y Francisco González, iniciados por el Cabildo y el Ayuntamiento capitalino para conocer el estado de la fosa en la que se supone que fueron enterrados, ha concluido con que los restos humanos se conservan en buen estado de cara a la planificación de una posible exhumación a la vista del informe definitivo, ya que no encontrar restos o que estuvieran en muy mal estado hubiera puesto fin a esta línea de reparación histórica.

La excavación realizada en la que se supone que es la fosa dos del cuartel seis del cementerio, en la que fueron enterradas en torno a 200 personas entre 1097 y hasta 1955, ha dejado al descubierto los restos óseos de un varón y también la parte inferior hasta la pelvis de un menor de entre ocho y diez años junto a una botella, que eran usadas para albergar la identidad del finado, una valiosa información que esta no portaba, ni señal alguna que ayude a ubicarla en el tiempo más allá de que es anterior a los años sesenta.

El consejero de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, Carlos Ruíz, y el concejal de Urbanismo de la capital, Javier Doreste, renovaron el compromiso de ambas instituciones de avanzar todo lo posible en la recuperación e identificación de estas dos personas, tal como reclaman las asociaciones de memoria histórica, lo que ahora queda a expensas del informe definitivo tanto de la cata como de la información documental sobre que esta fosa corresponde con la que los textos de la época apuntan como su lugar de sepultura, la fosa dos del cuartel seis, ya que el único documento de la parcelación del camposanto es de 1898 y no consta que fuera la definitiva.

El Cementerio de Vegueta tiene seis cuarteles con dos mil cadáveres cada uno distribuidos en 28 fosas comunes cada cuartel. Estas fosas eran lugares habituales de enterramientos y en ellas fueron sepultados los “represaliados oficiales, es decir, aquellos que fueron ejecutados tras un juicio, a todas luces ilegal”, de los que quedó constancia, explicó el inspector arqueólogo del Cabildo Xavier Velasco.

Estos represaliados oficiales hay que distinguirlos de los desaparecidos, que son los que han sido buscados y encontrados ya en los pozos de Las Brujas de Arucas y en el de Tenoya.

Es importante haber podido descartar que las escorrentías y las filtraciones de agua de mar no han hecho desaparecer los restos, así como descartar que fuera usada como osario. El arqueólogo explicó que se excavó hasta la aparición de los primeros restos y ello ofrece indicios del buen estado de conservación del resto aunque haya extremos aún por desvelar, como si para los enterramientos de 1955 primero fueron retirados los anteriores y con ellos los fusilados, pues hay cuestiones que, a falta de nueva documentación, solo se conocerán con una exhumación.

También destacó que hay que diferenciar una excavación, que es el trabajo realizado hasta el momento sin extraer huesos, de una exhumación, que incluye intervenir en los restos humanos y se trata de una etapa completamente diferente que precisa otros requisitos legales como la comunicación a los familiares, permisos de Sanidad y hasta judiciales.

El estrato hasta el que se ha excavado da cierta garantía, concluyó Velasco, de que en caso de dar con los restos de los fusilados se pueda realizar una reconstrucción forense de las causas y circunstancias de la muerte más allá de que fueron asesinados, es decir, poder encontrar los impactos de las balas y también poder extraer el ADN para establecer una precisa identificación.

Con respecto a los familiares, a la presentación del sondeo ante la fosa minutos antes de volver a sellarla no faltó el nieto del sindicalista Francisco González, quien recordó que su familia ha luchado toda la vida por hallar los restos de su abuelo y que su padre, recientemente fallecido, no cejó en su lucha durante toda su vida, por lo que cada paso que se acomete, sobre todo esta fase de intervención en la propia fosa, lo llena de emoción.

 

 

Fusilados en la Isleta y llevados en camiones hasta Vegueta

El denominado camión de la carne salía cada día desde el campo de tiro de la Isleta cargado de cadáveres, bajaba por la calle Faro, atravesaba Juan Rejón, Albareda, León y Castillo, Triana y Reyes católicos hasta el Cementerio de Vegueta dejando a su paso un reguero de sangre ante el asombro de la ciudad.

Tanto el sindicalista Francisco González, abuelo del hoy presidente de la Asociación de Memoria Histórica de San Lorenzo, como el último alcalde republicano del extinto municipio de San Lorenzo, Juan Santana Vega, una figura totalmente emblemática, huyeron junto a una decena de hombres cuando el Ayuntamiento, hoy casa de la cultura, fue tomado por las fuerzas franquistas.

Permanecieron huidos hasta una noche en la que las brigadas del amanecer entraron en casa del sindicalista y lanzaron contra la pared a Braulio, un bebé de cuatro meses que falleció brutalmente ante el horror de su madre, una tía y sus tres hermanos, entre ellos el padre de Paco de once años.

El pánico porque las brigadas mataran a sus otros tres hijos, hizo que el abuelo se entregara, también lo hizo el alcalde porque habían amenazado con matar a su hermano, de manera que amos fueron fusilados en el campo de tiro de La Isleta el 29 de marzo de 1937 y llevados en este camión hasta Vegueta.

Los testimonios recabados apuntan que fueron sepultados uno junto a otro con una loza en medio que ayudara a identificarlos algún día. Pero salvando que fueron llevados a este camposanto, el resto sigue siendo indicios, porque de momento sigue sin haber nada seguro.

Tras el acuerdo firmado por el Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de la capital y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ocho décadas después se ha acometido el primer trabajo científico de recopilación de documentación y de sondeo in situ para tratar de ir confirmando o descartando opciones para que ambas instituciones lleguen lo más lejos posible en la búsqueda de sus restos, una empresa no exenta de complicaciones.

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