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DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Soy mujer. Soy mujer y madre. Soy mujer y trabajadora. Soy mujer y activista social. Soy mujer y tengo familia. Soy mujer, y quiero cambiar el mundo hacia un horizonte más justo e igualitario en todos los aspectos.

En este 8 de marzo se vuelve a conmemorar la lucha por los derechos de la mujer, por la igualdad de oportunidades. Es buen día para pensar lo importante que somos cada una de nosotras en nuestro entorno. La única forma es que todas juntas defendamos nuestros derechos y los que ya hemos logrado. Es un buen día para recordar y valorar a aquellas mujeres que llevan muchos años luchando por estos derechos.

Quizá llegue el día en el que no hay nada que recordarle al mundo. Ese día, todos y todas gozaremos de los mismos derechos y libertades sin que el género sea un factor determinante. Ese día está más cerca, pero todavía no ha llegado.

Es obvio que en este día hay datos internacionales y líneas de actuación global sobre la explotación de niñas menores, la desigualdad en otras culturas y países, la situación de maltrato en todos sus condicionantes hacia la mujer, etc. Son tan alarmantes e importantes que hace que olvidemos o que no pongamos la misma atención en la lucha de nuestra vecina de al lado. Esto no lo podemos permitir, es esta la desigualdad que todas vivimos en nuestra sociedad y es donde yo quiero hacer hincapié.

En nuestro día a día hay muchos frentes donde debemos seguir luchando. Sin duda uno de los principales es la violencia de genero donde se deben crear leyes que de verdad protejan a las mujeres y logremos terminar con esta lacra que desgraciadamente seguimos teniendo. Hay que seguir creando leyes donde se eliminen todas las barreras laborales que todavía existen hacia la mujer y por fin se cree una igualdad de derechos. Hay que hacerlo de verdad, que no sea papel mojado que luego no se plasme en lo que vivimos todas en nuestro día a día.

Hay que reivindicar que la mujer pueda tener cualquier empleo y que se adapten a las necesidades de la vida, que la maternidad no sea objeto de marginación laboral y no permita tener expectativas profesionales ni personales. Hay puestos de trabajo de altos cargos donde las mujeres “con familia” tienen muy difícil acceso, siendo imposible a día de hoy igualar al hombre.

 

 

Muchas mujeres deciden ser madres cuando tienen una estabilidad, no solo personal sino laboral. Esta maternidad se retrasa en el tiempo al no poseerla por lo que la parte laboral es importante a la hora de crear una familia.

La sobrecarga personal, laboral y el poco tiempo libre, son el día a día de la mujer. Y desde aquí quiero hacer un grito a esa libertad e igualdad.

Nos gusta la vida tanto como a los hombres y no solo tenemos los mismos derechos sino también las mismas aspiraciones. Por el hecho de ser mujeres tenemos diferentes capacidades que la sociedad ha arrinconado durante muchos siglos.

Es hora de tomar las riendas y sumar para construir un mundo mejor, no solo en el plano laboral hay que mejorar. Hay muchos colectivos sociales, culturales, deportivos y demás, que todavía son dirigidos por mayoría de hombres, probablemente por algunos motivos absurdos como por costumbre y por el poco tiempo que siguen teniendo las mujeres con vocación de servicio para poder acceder.

Tenemos que concienciar a los jóvenes de ambos sexos para crear una sociedad donde las mujeres puedan ser madres, trabajadoras y donde el cuidado familiar no recaiga siempre en la mujer.

Hay que empezar por la educación en los colegios donde se les enseñe a que no existan complejos sino diversidad, donde las tareas del hogar sean de igualdad de género y no recaigan siempre en la mujer, donde las oportunidades están para todos/as sin ningún prejuicio previo, donde el respeto por la vida y las personas sea la guía para avanzar.

Pero la educación no solo es responsabilidad de esos magníficos maestros y maestras que luchan por amueblar las cabezas que dirigirán nuestro futuro. Es responsabilidad de cada uno de nosotros y nosotras.

Es en nuestro entorno donde hay que educar en igualdad, y voy más allá, hay que predicar con el ejemplo en la igualdad entre padres y madres, entre abuelos y abuelas. Y así las generaciones venideras tendrán sus cimientos educacionales que hará que la igualdad sea algo natural y no algo impuesto ni una difícil tarea como es hoy en día.

Empecé este relato diciendo que además de mujer, soy madre, tengo dos hijas de 5 años. Me gustaría que fueran buenas personas, personas felices e integras en una sociedad justa. Me gustaría que cuando tengan mis años luchen por alguna buena causa y que la igualdad de género sea algo que solo quede en los libros de historia.

 

 

María del Pilar Mesa González

ARTÍCULO DE OPINIÓN

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