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¿Cambio Climático? Empieza por casa…

Al ser humano siempre le ha costado mirar para su propio rasero. Ahora, con las noticias que se han hecho tendencia sobre el “cambio climático”, sucede lo mismo. En sí es un hecho: el planeta está en emergencia ambiental. Es evidente. No obstante, sobra señalar a posibles responsables e infractores, es incluso demagógico culpabilizar a los políticos; al margen de que sean más o menos competentes en su desempeño.

En una sociedad basada en el capitalismo y la superficialidad, se hace difícil que los dirigentes “solucionen la papeleta”. No hay que engañarse, el problema del clima no es puramente de las grandes corporaciones ni de una débil administración al respecto. En definitiva, lo que sucede es la consecuencia de lo que cada persona sigue sembrando. Al cesar lo que es del cesar.

La solución, aunque sea muy populista, estriba en los individuos, cualquiera que sea su clase o estatus social. Si todavía no hay una consciencia de simple urbanidad, de ética y conducta básica en lo cotidiano, es probable que estas “llamadas de emergencia” sirvan de poco.

La gente no está mentalizada ni a tirar un papel donde corresponde. No hay una educación ambiental que reduzca la catástrofe climática y que tanto está tocando a la puerta del planeta. Es muy fácil responsabilizar a los que gobiernan del “juego sucio” en el que los ciudadanos forman parte.

Este es el engaño propio que probablemente pagarán las siguientes generaciones de no ir a la raíz del asunto para atajarlo.

Es un triste problema siempre mirar afuera para encontrar a quién acusar cuando ni siquiera se tiene un mínimo civismo con la naturaleza del hogar, del barrio o la comunidad.

En realidad este es el resultado de la incultura e ignorancia por décadas. Por supuesto que los gobiernos han cumplido con su guion, una puesta en escena en la que los ciudadanos han participado, se han beneficiado y aplaudido.

Si se quiere contribuir realmente a que cesen los estragos del ambiente y el clima, hay que comenzar por el hogar, por cada individuo y en los centros de estudios. La educación cívica, con un notable aspecto ecologista, es crucial.

Para evitar lamentar males mayores, es necesario empezar a mentalizar a la sociedad, y esta mentalidad de respeto al ambiente, al clima, a la naturaleza en general y a la gente, sin duda se debe iniciar en casa.

David Valentín Torres

Escritor de psicología y filosofía

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