Lo que marca un antes y un después en la vida de los individuos, es sin duda su actitud. Incluso aquellas situaciones y cosas que parecen no estar en sus manos modificarlas, pueden llevarse sanamente si hay una visión diferente y optimista ante ellas.
Cada año que termina es también un capítulo de la vida escrito por la persona. Con sus más y sus menos, él o ella han tenido parte esencial en el contenido del período a culminar. El año a empezar es una nueva posibilidad, otra etapa y la continuación de lo que se quiera escribir en el “diario de la vida”.
Los buenos deseos siempre serán doblemente buenos cuando vayan acompañados de una voluntad determinante a que ese bienestar se cumpla indefectiblemente. Mucha gente se queda con el entusiasmo de las palabras y se olvida de elaborar los hechos. No hay que quedarse con la lista de propósitos, hay que llevarla a cabo.
Para esto es importante que la actitud esté arraigada en el proceder. Si se quiere un año mejor, próspero y favorable, a veces es preciso cambiar pautas, viejos estilos mentales y hábitos personales.
Dejar atrás algunas costumbres contraproducentes, es un excelente inicio. Si existen propósitos a conseguir, elaborarlos e ir dando pasos hasta su cumplimiento.
No hay que desfallecer cuando las cosas no salgan “a pedir de boca” ni como se deseaba. En esta experiencia que es la vida, es igualmente legítimo equivocarse, pero nunca “tirar la toalla”. Los errores suelen ser un remedio para perfeccionarse cuando hay una predisposición a aprender de ellos. Por tanto, es necesaria esta lección para superarse y seguir adelante.
Sea cual sea la aspiración que se tenga, es preciso recordar que el año (o lo que cada quien se marque como nueva etapa) será mejor si la actitud positiva se mantiene. No olvidar que el deseo, las ganas y el entusiasmo deben aflorar en los individuos, el resto de circunstancias llegan para facilitar el propósito o para fortalecer las capacidades de lo que se quiera lograr.
Mirarse por dentro (con realismo) para saber qué impide mejoras en un año entrante, en el albor de una época o en una inminente fase personal, es una tarea a ser considerada y que podrá dar mayores satisfacciones a la hora de realizar, felizmente, cualquier proyecto de vida.
David Valentín Torres
Escritor e investigador