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Día de los Santos Inocentes

Según la Iglesia Católica, a partir del siglo IV, el 28 de diciembre es recordado como el día en el que aconteció la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén y ordenado por el rey Herodes I el Grande. Existen supuestas incoherencias en las fechas, sin embargo muchas apuntan a que este día se conmemore el episodio histórico del cristianismo, el “Día de los Santos Inocentes”.

La historia narra que cuando los tres Reyes Magos llegaron a Jerusalén guiados por la “Estrella de Oriente”, Herodes, rey de Israel, escuchó la noticia que le hizo sentir terriblemente amenazado, pues según la profecía del Antiguo Testamento: “Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones”. Herodes ya había asesinado a dos de sus esposas y a varios de sus hijos por temor a que lo suplantasen en su reinado.

Para él cualquier persona que diera indicios de ser futuro rey de Israel, se convertía en su potencial enemigo. Era tal su celo de poder que reunió a los sabios, sumos sacerdotes y escribas para que le recitaran las escrituras con el fin de averiguar dónde nacería su sucesor. Incluso, astutamente, le dijo a los tres Reyes Magos: “Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren, vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo”.

Generalmente el celo de poder, el abuso de autoridad, el liderato, los aires de grandeza, de reconocimiento, de popularidad y la supremacía personal, originan un odio desbordado en el propio individuo que, bajo la suspicacia, la astucia, la manipulación psicológica y el abuso de la facultad intelectual, comete cualquier tipo de actos atroces e inclementes, a veces excusados noblemente, con el único objetivo egoísta de salvaguardar su notoriedad o el presunto estatus social, político o espiritual.

Los Reyes Magos recibieron la visita de un ángel para alertarles de los siniestros propósitos de Herodes con objeto de que no contaran nada sobre el lugar del nacimiento de Jesús.

Desesperado y atormentado, el rey Herodes ordenó a sus soldados el asesinato de los niños menores de dos años en la pequeña ciudad de Belén, pero Jesús ya había salido de allí debido a que su padre, José, soñó con el Arcángel Gabriel que le avisó y dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y llévalos a Egipto porque Herodes lo está buscando para matarlo”. El propio Arcángel Gabriel, bajo su protección y pureza, acompañó a Jesús, a María y a José en su huida hacia Egipto.

Cuando los egoísmos personales ven peligrar sus condiciones, grados y demás intereses, tiemblan de temor ante la verdad que desvela sus fechorías dándoles el impulso incontrolado para intentar soterrarlos, perezca quien perezca, y sin el más mínimo atisbo de Amor, Compasión ni Caridad especialmente hacia los que consideran sus antagonistas o sobre aquellos que están en desacuerdo con sus fanáticos ideales. Pero según las Escrituras: “Dios hace fracasar los planes de los malvados”.

Normalmente, quienes dicen estar llenos de amor y buscar la fraternidad, son los primeros que no cumplen con ello rechazando y menospreciando. Dios no se hace presente en el hombre por lo que este dice, lo hace por quien verdaderamente experimenta sus nobles virtudes y su buena voluntad.

Mateo, el apóstol de Jesús, afirma que ese día se cumplió lo que Jeremías había profetizado en el Antiguo Testamento: “Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron”.

No se sabe, a ciencia cierta, la cantidad de niños que fueron asesinados, se dice que fueron entre 20 o 30 debido a que, por esa época, Belén estaba habitada por una reducida población. En escrituras recientes se cuenta que la Madre María y el propio Maestro Jesús “se comprometieron a llevar a los cielos a esos Santos Inocentes” que fueron asesinados.

No por casualidad existen varias historias paralelas de lo ocurrido con Jesús y entre Moisés y Krishna. Al Profeta Moisés lo trataron de asesinar porque el faraón Ramsés II odiaba a los hijos varones de los esclavos israelitas, pero su madre, Lojebed, lo mantuvo escondido durante tres meses hasta que lo colocó en una cesta a la deriva del Nilo para que se salvara. A Krishna lo intentó asesinar su tío que era el rey Kamsa.

El 28 de Diciembre se ha considerado, paganamente, como el día de las bromas y de las inocentadas, cuestión que se ha interpretado por aquellos niños “inocentes” que perecieron según los hechos históricos que se han narrado en el cristianismo.

Aunque parezca un despropósito, en la “inocencia” de aceptar con alegría y jocosamente lo que acontece durante la vida es que se avanza y se triunfa con aquellos objetivos a ser gentilmente cumplidos.

 

David Valentín Torres

Escritor de psicología y filosofía

2 comentarios en “Día de los Santos Inocentes”

  1. No hay nada, excepto lo relatado por la tradición cristiana, que afirme que dicha matanza realmente existió.
    Los cristianos inventandose bulos… para hacerse las victimas.
    Como relato esta muy bien, como algo ficticio, un cuento…

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