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¿SOMOS DISTINTOS? ¡SOMOS IGUALES!. ODA A LA IGUALDAD, TOLERANCIA Y A LA CONVIVENCIA.

Somos distintos, somos iguales… Así terminaba en la voz de Jesús Cifuentes una de las canciones más conocidas del grupo musical Celtas Cortos cuya finalidad era alzar la voz para reivindicar la plataforma del 07.

Somos distintos, somos iguales…sigo pensando. No lo creo. Nunca me dijeron eso. Nunca aprendí eso. Nunca he visto ni he entendido eso. Mírame a los ojos y dime ¿somos distintos o somos iguales?. ¿Qué tienes tú que yo no tenga?, ¿qué tengo yo que tú no tengas? Yo te miro a los ojos y por mucho que busque no encuentro diferencias. ¿Acaso las ves tú?. No mires el color de mi piel, ni mi boca, ni mis manos, ni el color de mi cabello…pues yo no lo hago. Tampoco mires mi procedencia, mi nacionalidad o mi religión, no mires a esos que dicen representarme, pues yo no lo hago. ¿Qué otros digan que tú y yo somos distintos no quiere decir que lo seamos? ¿Qué a otros le interesen hacernos creer que tú y yo somos distintos no nos convierte en distintos?, ¿Sabes que a muchos les interesa que tu y yo nos odiemos, creando brechas insalvables, inventándose hechos y radicalizando ideas? ¿Crees que a mí me interesa odiarte? ¿Crees que a mí me gusta que me odies?. Tu y yo solo somos víctimas de aquellos que dicen ser la raza suprema y en consecuencia me convierto a tus ojos en tu enemiga sin tan siquiera quererlo. Pues déjame decirte que tu y yo somos iguales, bebemos agua, comemos, caminamos, lloramos y reímos, gritamos, nos enfadamos, tenemos hijos, nos preocupamos por ellos, saltamos, bailamos y hasta cantamos, tú podrás creer en un dios y yo en otro, luchamos todos cada día por sobrevivir en esta selva, los dos queremos vivir en paz y ser felices, los dos queremos un mundo mejor donde ambos tengamos las mismas oportunidades. ¿Ves?, no eres distinto a mí, ni yo a ti. El color que recorre tus venas es el mismo que recorre las mías. Entonces, ¿continúas viendo alguna diferencia?. Cierto es que he nacido en un lugar privilegiado, eso no lo puedo negar. A diferencia de ti que puedes haber nacido en un lugar con menos recursos, medios y oportunidades. Créeme que no quiero que las cosas sean así. Lucho, dentro de mi capacidad, porque tú y yo seamos iguales y tengamos los mismos derechos, obligaciones y oportunidades. Únete a mí y luchemos por un mundo mejor. Dame la mano y caminemos juntos, luchando por nuestros derechos porque tus derechos son mis derechos y mis derechos son los tuyos también.

Es difícil hablar del racismo o de la xenofobia sin mirar tras nuestras espaldas. Es complicado y doloroso, al menos para mí, saber que los blancos propiciamos en algún momento de la historia diferencias entre los seres humanos, ya sea porque consideramos en algún momento que éramos la raza suprema o nuestra religión la verdadera. De una forma u otra la finalidad era únicamente el poder.  A lo largo de nuestra historia, el racismo ha adoptado diversas formas. En la antigüedad, las relaciones se establecían entre un ganador y un perdedor que pasaba a ser un cautivo. Esta forma de división, más próxima a la xenofobia que al racismo, no tenía interés en la raza sino en vencedor y vencido.

Durante la Edad Media, el sentimiento de superioridad entre las personas era marcado por la religión, donde el cristianismo, la religión dominante, debía imponerse obligatoriamente a otras etnias. En los primeros contactos entre conquistadores y africanos no hubo fricciones raciales, tal y como podemos creer. En ese tiempo existían acuerdos comerciales (incluida la trata de esclavos) entre los negros y otros pueblos africano y Europa. Sin embargo, cuando los europeos en el siglo XIX, comenzaron a colonizar el continente africano y las Américas, encuentran las justificaciones necesarias para imponer a los pueblos colonizados sus leyes, su religión y su forma de vida. Se podría entender esto como una forma de racismo asumida. Una de las razones principales fue la idea errónea y absurda de que los negros y los indios eran “razas” inferiores y se comenzó a aplicar la discriminación racial en sus colonias, para garantizar ciertos “derechos” a los colonos europeos.

Aquellos que no se sometían eran víctimas del genocidio. Los casos más extremos fueron la confinación de los indios en reservas y la introducción de leyes para establecer la discriminación (mención especial merece el apartheid en Sudáfrica).

Hoy en día, en pleno siglo XXI, parece que no hayamos aprendido la lección que la historia se empeña en repetirnos y a las que nosotros hacemos oídos sordos. En momentos como los que está atravesando el mundo en la actualidad, parece que volvemos hacia atrás mirando a nuestros semejantes como “seres” distintos, creyéndonos aún la “raza dominante”.

Un presidente que le niega la entrada a refugiados y que construye un muro para evitar la entrada de mexicanos en su país, otro presidente que construye un muro para que no entren más refugiados, otros que dicen que los refugiados son violadores y ladrones de empleo. Créanme cuando digo que podría estar escribiendo sobre este tema mil páginas más pero solo conseguiría horrorizarme cada vez más con el ser humano.

En cierta medida se puede entender que muchos tengan miedo a “esos” que vienen desde fuera, o que tienen un color distinto al nuestro,  pues algunos se han encargado, como buenas hienas que ansían el poder, en utilizar el miedo como arma para llegar al mismo, manipulando hasta que pueda parecer como verdad única y cierta. Muchos hemos sido infectados por el miedo, a base de mentiras completas, medias mentiras, imágenes manipuladas, palabras sin fondo, populismo barato y un sinfín de técnicas con la intención de lavarnos el cerebro.  Otros aún nos resistimos a caer enfermos del virus y resistimos ante esos que solo ansían poder, jugando con la vida de los más débiles y haciendo que nos matemos los unos a los otros. Cuando aquí escribo sobre el miedo me refiero al que nos han impuesto para odiar a otros semejantes y al que, también,  han impuesto a otros para que odien tanto a nuestro estilo de vida como a nosotros mismo.

Sí pudiéramos echar un vistazo al futuro y viésemos por una ventana a los docentes enseñar esta parte de la historia a sus alumnos podríamos ver como seguramente los estudiantes se escandalizarían  al igual que hicimos nosotros cuando estudiábamos en el colegio el horror del holocausto.

Me temo decir que la ignorancia nuevamente nos está envolviendo, pues solo un ignorante podría aún defender algo tan absurdo como la diferencia de razas o la supremacía de una sobre la otra, ya sea por el color de su piel, sexo, cultura o religión. Podemos continuar con nuestras medidas xenófobas, podemos seguir marginando a los emigrantes y refugiados, pero recuerden que la historia que hoy estamos escribiendo bajo el rechazo a otros seres humanos simplemente por ser de otra religión o color, la aprenderán nuestros descendientes, al igual que ustedes y yo tuvimos que aprender que bajo la frase “el trabajo os hará libre” se estaban cometiendo los mayores atentados y atrocidades contra la vida e integridad del ser humano.

En momentos difíciles, como los que actualmente estamos viviendo, y como paso previo a la reflexión, me vienen a la cabeza dos frases de dos grandes de la historia que merecen y merecerán hasta el fin de mis días los mayores de los respetos:

Si quieres hacer las paces con tu enemigo tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero”  (Nelson Mandela).

Debemos aprender a vivir juntos como hermanos o perecer juntos como necios  (Martin Luther King Jr.)

Mª Vanessa Ramírez Rodríguez, Abogada.

4 comentarios en “¿SOMOS DISTINTOS? ¡SOMOS IGUALES!. ODA A LA IGUALDAD, TOLERANCIA Y A LA CONVIVENCIA.”

  1. Iguales,distintos que más da como seamos. Si fuésemos capaces de respetarnos acabaríamos con tanto miedo e hipocresía por parte de muchos de nuestros líderes que solo quieren manipular al pueblo

  2. Por segunda vez tengo que decir: “esta es mi chica!”.
    Para esas personas mayores que, como yo, desconfiabamos de nuestro futuro y del de nuestros jovenes, es un placer saber que hay gente joven con las ideas claras y que aportarán mucho a nuestra sociedad.
    Gracias Vanessa, un placer haber leido este maravilloso artículo…

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