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Cinco piedras a 45.000 euros. (Johanna Pérez Hernández)

Muchas personas creen que la economía es una materia complicada de entender, que no todos  son capaces de comprenderla y que para ello, están los expertos en las finanzas . Yo no opino igual, discrepo de una manera brutal, y les diré el porqué. En primer lugar, llevar la economía de un país, en cierta forma, es como llevar la de una casa. Muchos pensarán que me volví loca al hacer semejante afirmación, pero creanme que no lo estoy. Hoy, quiero hablarles de económica práctica, en otras palabras, de la economía de la abuela. Ésta nace de una tesis básica: “No gastes más de lo que no tienes” La cuestión es que sí tengo mil euros, con esa cantidad es la que tendré que adaptarme y gestionarme, para adquirir lo indispensable en cualquier casa de vecino, (aclaro que comprar i-phones e irse de vacaciones debiendo una letra de la hipoteca de tu casa no son gastos que estén dentro de las necesidades básicas del hombre) también quiero puntualizar que la cantidad en sí que he indicado, sea poca o mucha para ustedes, es otro asunto. Yo sólo he dado esta cifra como ejemplo, pues de lo que realmente quiero hablar es de el concepto “saber gestionar” Por tanto, y para continuar con mi argumento, les diré que, sí con esos mil euros yo hago una mala gestión, sumando gastos innecesario, que al final de mes, me da como resultado, números rojos en mi cuenta, comprenderemos todos, o eso espero, que la gestión no ha sido positiva, pues, esto es lo que pasa en la economía mundial. Muchos expertos en números, seguro que me dirían: “Eso no es así Johanna, las cosas no son tan fáciles cuando hablamos de llevar los números de todo un país” Y comenzarían así, a vendernos la moto. ¿Cómo le vende alguien la moto, a otro que no sabe de motos? Sencillo, usando términos complicados de entender, y que dan la apariencia, de que lo que nos están diciendo tiene todo el sentido del mundo, vamos que les da caché usar palabras vacías de sentido. Ésto siempre ha funcionado así en la historia del hombre, yo no estoy inventando nada nuevo, que ustedes no sepan. Cuanto más estirado te pongas y más verborrea culta sueltes por la boquita, que dios te ha dado, más auténtica y buena sonará la mentira. Para mi, estas estrategias de convencer al otro son las mejores herramientas de un buen truco de mágica, del que les diré que ya estoy muy cansada de ver. Ni de broma, me atrevería a decir, que a mi nadie me vende la moto, mucho cuidado con ésto, porque estoy segura de que antes de terminar la frase, ya estaría cayendo en alguna trampa. Y éste sería pues, y en segundo lugar, mi argumento de que llevar la economía de un país es como la de llevar la economía de una casa. Cualquier argumento de economía  con falta de claridad verbal no está hablando de números, sólo es una técnica más  para que te lleves el ciclomotor a casa, y una vez sentado en tu sofá, te des cuenta de que te la han colado, pero lamentablemente ya será tarde para hacer del pasado un presente distinto y por tanto, te quedarás con la moto pa´ti, pa´ siempre. Yo sigo en mi misma postura, ni encima del burro, ni debajo de él, me mantengo al lado, porque éste es el único lugar, y la única forma que tengo de poder escuchar  con claridad a todos los dueños de burros, sentados en sus tronos, (es decir encima del burro) y que se empeñan en hablarnos en chino mandarín de la política que existe sobre la económica. Éstos, los que van montados encima del pobre asno, son los que seguro me dirán que no tengo ni idea de economía. Señores burros, por favor, díganles a sus dueños que yo de economía sí que entiendo, de lo que no entiendo es la económica de la que ellos me hablan. Después de este desahogo, les confieso que el título del blog de hoy, lo redacté con la sencilla razón de hacerles ver que el dinero en sí no tiene valor, y que somos nosotros los que le damos ese valor a un billete que quizás, un indigna de alguna tribu del mundo, ni le prestaría la menor de la atención, esa sí que es gente sabia.  Te planteo una cuestión ¿Pagarías por cinco piedras la cantidad de 45.000 euros? Ustedes dirían, depende de que piedras me hables, sí son piedras de una playa cualquiera, sería una locura pagar esa cantidad por ellas, aunque con los millonarios nunca se sabe, a veces tienen unos comportamientos tan extraños, que hasta la tecnología ovni me resulta hasta más fácil de entender. Otros, dirían que si se trata de piedras preciosas, se lo pensarían, aún no teniendo el dinero, y es aquí donde la señora avaricia entra a jugar.  Pero, mi respuesta para sorpresa de todos sería otra, yo les diría que las cinco piedras a las que yo me refiero, no son ni las de playas, ni las tan apreciadas piedras preciosas. Las cinco piedras a las que yo me refiero son cinco casas. Ustedes dirán, pero Johanna ¿Qué tiene que ver las piedras con las casas? Y yo les respondo, lo mismito que la cláusula suelo en las hipotecas. Entienden ahora,  como lo que les decía antes no era tan descabellado, entre más enredo verbal hay, más grande es el engaño, pero no se apuren que tengo más que contarles. Tras haber descubierto que las cinco piedras a las que me refería  son cinco casas, la cosa comienza a sonarles mejor, y les pica la curiosidad, fíjense si les pica, que seguro que entre ustedes, los habrá frotándose las manos, y nuevamente les surgirá otra pregunta ¿De qué tipo de casas hablamos?  La respuesta; casa en ruinas. Y es aquí donde comenzarían las apuestas, algunos de ustedes abandonarían el juego, no se van a gastar ese dineral en casas que no valen para nada, otros , en cambio, sí que entrarían en el juego, ya sea porque les apetece cumplir un sueño, porque ven un posible negocio… El caso es que el hombre siempre está valorando el producto a razón de como entiende el mundo, y esto va a depender de que tipo consumidor seas. Les pondré un caso verídico, hace unas semanas leí un artículo con un titular muy atractivo “Se venden aldeas abandonas en España” y los siguientes subtítulos  que acompañaban la noticia eran los siguientes “ – Más de 2.300 municipios están abandonados en España, la mitad de ellos en Galicia y Asturias. -Cada vez hay más gente dispuesta a cambiar la vida de la ciudad por la tranquilidad del campo” El artículo ofrecía datos que me dejaban los pelos de punta, pues el número de casas rurales abandonas en España es bastante alto, y además, añadía que los británicos eran los compradores más interesados en adquirir este tipo de vivienda, quienes en su país por esta cantidad de dinero no podrían comprarse ni una plaza de garaje, pero en cambio en España podrían comprarse todo un pueblo. Yo no tengo nada en contra de que personas de otros países vengan a vivir al nuestro, eso a estas alturas de la partida, sobra decirlo pero sí que me mosquea y mucho, es que los economistas de España, esos que trabajan para el Gobierno, no sean capaces de ofrecer alternativas creativas como por ejemplo, que les diría yo… Así sin pensarlo mucho, “ofrecer a los sin techos la posibilidad de reconstruir una aldea, ofreciéndoles trabajo y casa, y a su vez fomentar el turismo rural en España” el resultado sería , más dinero para nuestro país, pero claro, como el beneficio no es para ellos, para que molestarse. Hombre, o bien, esta gente está falta de imaginación o algo pasa con ellos. Aquí, lo único que a mi me parece, es que políticos y banqueros tienen como propósito seguir arruinando a un país, que no se entera de que no se puede estar gastando más de lo que se tiene, y mientras tanto los expertos en números siguen poniendo en práctica la operación más sencilla dentro de las matemáticas, la suma. Una suma cuyo resultado, y que yo aún no he descubierto como lo hacen, siempre termina en sus bolsillos, admito que éste es un nuevo truco de magia dentro del show de éstos a los que llamamos expertos, y que mi padre solía llamar ladrones. La pregunta  que les lanzo ahora es, sin importar si  las piedras de la que les hablaba antes eran piedras de playa, piedras preciosas, casas de lujo o abandonadas….¿Tu tienes los 45.000? Sí la respuesta es no, ¿Para qué te metiste en el juego?. Nunca nadie te advirtió que jugar con fuego puede traer problemas. Por cierto, ¿Algunos de ustedes esta interesado en una moto de segunda mano que un amigo está vendiendo en 500 euros? jajajaja que trasto soy. Pero una cosa les diré sea trasto o no, estoy segura que alguien me escribirá preguntando por la moto, y es que el hombre aunque haya tropezado con la misma piedra varias veces, y aunque le señales la piedra, y éste incluso, la vea volverá  a tropezar con ella. Yo estoy completamente segura, de que sí la humanidad guardara silencio, sólo por un instante, se escucharía de fondo las carcajadas de las piedras.  Y es que el hombre es el mejor cómico de la vida, y éstas, las piedras, nuestro mejor público. Lamentablemente, jamás escucharemos las risas de las piedras, porque  la sociedad nos tiene bien distraído con el sonido del materialismo. Y yo que no tengo nada de burra, pero sí la terquedad de éste,  me mantengo terca en mi opinión de que ni las piedras, ni el dinero son alimentos sanos para nuestro organismo, por tanto concluyo, que es absurdo que nos matemos a trabajar para obtener dinero, pues el dinero es un medio para conseguir las cosas que de verdad son importantes. Sin embargo, trabajar sólo para ganar dinero es la mayor estupidez que el hombre ha podido hacer en la vida, ya que lo único que ha logrado con ello, es volver a caer en la esclavitud. Alguna que otra vez he escuchado que enamorase es una estupidez, yo en cambio pienso, que enamorase del dinero sí que lo es. Buenas noches Consumismo, buenos días Libertad.

Johanna Pérez Hernández

http://www.lluevenletras.wordpress.com

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