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SANTIAGO DE COMPOSTELA, un Camino de Vida

Cuando alguien o algo te ponga a andar, no dudes en hacerlo. No solamente por los efectos beneficiosos para la salud que tal movimiento conlleva, sino por las experiencias que se te entregan durante el recorrido.

Estas pueden ser gratificantes, mientras que otras pueden suponer un mayor grado de fortaleza para ser afrontadas. En definitiva, así es el camino por la vida, a veces cuesta arriba y también con sus trayectos agradables.

El Camino a Santiago de Compostela es una analogía a este “andar de experiencias”. Millares de peregrinos, de numerosas partes del planeta, inician su andadura, generalmente, desde algún punto específico de España para llegar a la emblemática Catedral de la ciudad gallega.

En el interior del templo de culto católico, reposan los restos del Apóstol Santiago. Hay historiadores que discrepan de este hecho al documentar la teoría de que el cuerpo enterrado en la Catedral de Santiago de Compostela pertenece a Prisciliano, quien fue ejecutado por herejía según las órdenes del emperador Teodosio en el año 389. La Iglesia Católica no lo reconoce así.

Entre calles, rutas y callejuelas caminan los peregrinos para finalmente acceder a la Catedral o contemplar su entorno que, según la UNESCO, es Patrimonio de la Humanidad desde 1985.

El peregrinaje es constante por personas de todas las edades, nacionalidades y culturas.

Por turismo, penitencia, devoción o curiosidad, la gente se pone como objetivo, año tras año, llegar hasta el centro viejo de Santiago de Compostela pudiendo disfrutar de los agrestes paisajes de Galicia para terminar su particular camino que, hace unos dos mil años, hiciera el Apóstol Santiago desde la antigua Palestina.

El 25 de julio de celebra la onomástica del apóstol, que es considerado el Patrón de España.

David Valentín Torres

Escritor de psicología y filosofía

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