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¿INFORMACIÓN O DESINFORMACIÓN?, el Batiburrillo que se encuentra en Internet

En plena era digital, multitud de medios se hacen eco de noticias de cualquier tipo.

El abanico es amplio y las plataformas, tales como Facebook, Twitter o YouTube, son las que cuentan con un mayor número de usuarios que, fácilmente, tienen acceso a un basto dossier de noticias, comunicados y publicidad que, si bien se publican bajo el “derecho de acceso a la información” apostillado por las Naciones Unidas, no todas las noticias son fidedignas ni veraces.

Hay demasiada información falsa pululando por medios digitales, tal es así que varios gobiernos ya se proponen legislar sobre este tema. No hay información productiva cuando ésta es manipulada creando la acción y el efecto de promover en los sujetos la ignorancia y el desconocimiento.

Esta “manipulación informativa” genera una cadena mediática de falsedades, de “morbo viral”, absolutamente contraria a la correcta circulación y divulgación de conocimientos, datos y noticias verdaderamente contrastadas e investigadas en su proceso de elaboración y difusión.

Como señaló Rand Waltzman (exintegrante de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, Darpa), ‘hoy cualquier persona o grupo puede comunicarse con muchos otros a través de internet y así ejercer influencia. Esto trajo beneficios, pero también supone serios riesgos, el primero de los cuales es la pérdida de las normas de excelencia periodística que comúnmente se respetan en los medios tradicionales’.

La información, al igual que la “desinformación”, está a la orden del día y a la mano de cualquiera, incluso de aquellas que la toman crédulamente o la usan desaprensivamente para otros fines y a sabiendas de su ilegitimidad.

Hay dos pilares fundamentales y a tener en cuenta a la hora de acceder a cualquier noticia “colgada en internet” u otros medios afines. El primero es comprobar su fuente e investigar su verosimilitud. ¿Quién lo dijo? ¿Qué credibilidad tiene? ¿Es realmente útil la información o guarda una intención fraudulenta?

Una vez empleada la anterior premisa, merece destacarse el segundo pilar fundamental que solo consiste en una educación ética y moral, sea para recibirla, difundirla o desecharla.

La información, siempre que sea verídica, puede ser usada por todos según sus prioridades e inquietudes; asunto diferente es que se use con la finalidad de informar o, por el contrario, para crear una polémica y preocupación generalizada que transgrede los cimientos éticos, periodísticos y cívicos.

La deontología merece ser vigente en el comunicador y la prudente ética una conducta que vaya a la par del que informa o es informado.

Antes de incrementar la ignorancia creyendo que se está aprendiendo y obteniendo cultura, los usuarios de los medios digitales deben proponerse investigar más allá de lo primero que encuentran en internet y, por supuesto, considerar hacer una “criba reflexiva” sobre si será útilmente informativo o simple morbo mediático.

 

David Valentín Torres

Escritor de psicología y filosofía

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