El temor te enseña a amar, el resentimiento a perdonar, el sufrimiento permite que puedas madurar y la soledad facilita el encuentro contigo mismo.
Las emociones, denominadas “bajas y negativas”, buscan expresarse en ti. No las reprimas, canalízalas de forma equilibrada y constructiva.
Si te das cuenta que alguna de ellas te controla, estarás perdiendo la posibilidad de transformarte. Llegan con una enseñanza, no para someterte bajo el conflicto ni para ser fortalecidas mediante la auto conmiseración, la pena o el conformismo. Forman parte de los seres y reprimirlas puede causar daños casi irreversibles.
Reconduce tus emociones constructivamente. El aprendizaje se da cuando se hace consciencia. No consiste en albergar odios para proyectarlos doquiera que se vaya. Así no desaparecen, sino que se encadenan con mayor resistencia en ti.
Obsérvate, escúchate, date cuenta de lo que sientes aunque te pese. Es necesario que encuentres su enseñanza implícita para tu progreso interno y personal.
Llegará un momento en el que dejes de vivir dominado por este tipo de emociones y seas tú el “maestro” de ellas para orientarlas a un fin adecuado en la vida.
David Valentín Torres
Escritor de psicología y filosofía