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¡Cuidado con la información! No todo vale

Esta es la era del “todo vale”, incluso para la información que circula por los diversos medios de comunicación.

Si es una noticia que suscita el morbo, también vale. Si es divulgada por tal o cual portal oficial, igualmente vale. Si la dice un fulano o un mengano con algún prestigio público y conforme a sus conocimientos profesionales, asimismo vale. “Todo vale” siempre que contenga un efecto social, sensacionalista, etc.

Es probable que gran parte de la información que llega al público en general tenga un rigor y una base razonable para su difusión, sin embargo no todo debería valer a la hora de compartirla o difundirla.

No es negar la realidad de la nota informativa en sí, es ser prudente cuando se es conocedora de ella y al manejarla. En este sentido, no todo vale y para esto es recomendable tener un poco de conciencia (el discernimiento para hacer lo correcto).

La información es válida siempre que contenga una veracidad de los hechos, cuestión diferente es el uso que se haga de la misma.

Llenar los medios de un tema que provoca el alarmismo colectivo, no parece ser una conducta apropiada por quienes obran así, ni por los que se suman a espolvorear. Entre otras cuestiones, no soluciona absolutamente nada atormentar a la gente con algunas noticias que sobrepasan el fanatismo de lo mediático.

Se puede o no tener un punto crítico en una información determinada, se puede creer o no en ella. Lo que amerita es saber dirigirla y, sobre todo, si lo que se divulga sustenta un rasgo de enriquecimiento cultural o aprendizaje edificante. Por el contrario, si siembra la sombra del miedo generalizado y fomenta la idiotez en la sociedad, de poco o nada puede valer la información aunque haya sido comunicada por el propio “dios”.

La cuestión que concierne es la de ser cautos. Sin quitarle importancia a una noticia (con independencia de que pueda ser cuestionable), también hay que aprender a emplearla. La gente quiere saber lo que sucede, pero igualmente merece un suspiro de soluciones, de superación ante las adversidades y, muy en especial, de respeto a su salud mental.

A veces las opiniones se desmerecen aunque suelan ostentar mayor veracidad, enseñanza o credibilidad que cualquier noticia e información oficial. Opinar no siempre parte de una creencia particular, en ocasiones nace de un conocimiento, una investigación concienzuda y un estudio previo. Informar se rige, principalmente, por dar a conocer algo que acontece.

Por este motivo es imprescindible tener cuidado con todo lo que se comunica o llega en forma de noticia, especialmente cuando lo que lleva consigo es solo acrecentar el morbo, cundir el pánico o aumentar la ignorancia a través de la información.

Zygmunt Bauman, el sociólogo y filósofo de origen polaco, dijo: “Con el pasar de los años he descubierto que el exceso de información es peor que su escasez”. Es razonable su argumento teniendo en cuenta el aluvión de noticias que solo parecen adoctrinar a la sociedad sin otra noción ni probabilidad de un aprendizaje con mayor calidad y empatía.

David Valentín Torres

Escritor e investigador

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