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Lluis Serra: “La Dieta Mediterránea frente al televisor no es Dieta Mediterránea”

 

El catedrático en Medicina Preventiva y rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria explica que hay que integrar factores como la sostenibilidad y la sociabilidad a la hora de provocar un cambio de modelo alimentario necesario

 

En Canarias tenemos todos los instrumentos necesarios para tener una dieta equilibrada y una población mucho más sana. Pero la realidad es muy diferente. Lluis Serra, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Las Palmas (institución de la que también es rector) señaló que, pese a la potencialidad de nuestros campos y mares para proporcionarnos una dieta sana y sostenible, Canarias es una de las regiones con mayor prevalencia de problemas de salud como la obesidad; un asunto de graves consecuencias a medio y largo plazo que también tiene su reflejo en el aumento de la incidencia de múltiples enfermedades. “La mayoría de las muertes evitables en todo el mundo tienen que ver con problemas de alimentación”, sentencia. Y para poner un ejemplo de lo que sucede con nuestro modelo de ‘dieta occidentalizada’ (donde predominan los ultra procesados industriales, los vegetales transgénicos y las carnes y productos lácteos de macro granjas) señaló un estudio realizado entre 1982 y 2012 entre mujeres en sus primeros meses de embarazo atendidas en el Materno de Las Palmas. Entre las mujeres de bajos ingresos, la tasa de obesidad pasó del 9 al 27% mientras que entre las de ingresos altos el salto fue mucho menor: del 3 al 9%. Los datos son brutales. Y tienen que ver con un modelo de producción de alimentos que excluye a buena parte de la población.

 

El papel de la escuela como transmisor de valores es fundamental. Y por eso en el I Foro de Reeducación; Nuevos Retos, Nuevos Paradigmas, se quiso hacer un hueco a la ‘educación alimentaria’ Y para eso vino el rector de la ULPCG hasta Expomeloneras. Para hablar de cómo se come bien; pero desde un punto de vista diferente. “Estamos acostumbrados a hablar de pirámide alimentaria pero hay que hablar de sistema alimentario”. Es un concepto nuevo que tiene que ver con criterios de sostenibilidad y que no sólo tiene en cuenta el impacto de la alimentación en la salud humana. También tiene que ver con el modo en el que se producen los alimentos y tiene en cuenta la salud de los ecosistemas y la salud y el bienestar de los animales. Serra habló de valores éticos y de responsabilidad como parte integrante de esa Dieta Mediterránea que “es sin duda alguna la mejor y la más saludable del mundo”.

 

Pero pese a ser un verdadero tesoro cultural está en riesgo de desaparición por la presión de esa dieta occidentalizada. “La Dieta Mediterránea no tiene ningún tipo de publicidad; pero uno se entera en todos los medios de comunicación cuando se abre un local de comida rápida en cualquiera de nuestros pueblos”, ironizó. Para Lluis Serra, la dieta ideal no sólo tiene que ser sana. “También tiene que ser sostenible”. “Hoy tenemos un sistema en el que la cocina tradicional está subordinada al producto multi procesado. Se impone la necesidad de volver a nuestros orígenes. No hay que inventar absolutamente nada. Sólo hay que volver a comer lo que comían nuestros padres y abuelos”, dijo.

 

Pero el catedrático de la ULPGC también introdujo la ética en la ecuación de la alimentación saludable. Ética en asuntos como el bienestar animal o el cuidado del medioambiente. “Está muy bien comerse un aguacate todos los días y subirlo al Instagram, pero hay que pensar en que un campo de aguacates consume casi mil veces la misma agua que un campo de naranjas. Y las naranjas son muy sanas”. Serra puso algunos datos contundentes sobre la mesa. Como el que demuestra que un kilo de ternera demanda 13.000 litros de agua frente a los 50 que demanda un kilo de legumbres. “Somos incapaces de cambiar nuestra manera de comer pero si de tomarnos cuatro o cinco pastillas al día para mejorar nuestra salud. Y bastaría con comer mejor”, sentenció.

 

El rector añadió que la dieta sana es, también, coherente con nuestro paisaje y nuestra cultura y señaló que comer alimentos de temporada y de proximidad no sólo es sano, sino que también es una garantía de salvaguarda de nuestros paisajes y nuestra biodiversidad.

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