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La inmigración como oportunidad. Experiencias para convertir el fenómeno migratorio en un programa educativo transversal

El Proyecto Patera (Takina) del IES Faro y el Proyecto Canarias Convive ponen de manifiesto la utilidad de tratar en las aulas el fenómeno migratorio como excusa para conocer y reconocer al otro y su realidad

 

El periodista Txema Santana, actual asesor de migraciones de la Vicepresidencia del Gobierno de Canarias asegura que Canarias es el ejemplo paradigmático de la sociedad multicultural que nos viene

 

Partimos de una base indiscutible: la emigración es un fenómeno multicausal que tiene su explicación en una multitud de factores de todo tipo: políticos, geográficos, históricos, climáticos (cada vez con mayor protagonismo), económicos, culturales, étnicos… En todos los casos, el resultado de la combinación de contextos desemboca en la realidad del desplazamiento. El migrante abandona su casa, emprende un viaje (muchas veces una verdadera odisea en la que pone en riesgo su propia vida) y llega a un nuevo destino en el que debe integrarse. Y ese proceso de integración plantea múltiples dificultades que no sólo afectan al migrante sino que tienen un reflejo en la sociedad de acogida. Las problemáticas que se originan son conocidas; lo interesante es ver qué se puede hacer para afrontar esos problemas de manera positiva y lograr el objetivo de la integración. Y esos esfuerzos pueden ser a nivel macro, esto es, a través de programas institucionales a gran escala (en este caso el Archipiélago canario) o micro, esto es, desde un centro educativo que decide dar el paso. En el I Foro de Re Educación: Nuevos retos, Nuevos paradigmas se han abordado dos experiencias en cada uno de estos ámbitos: el Proyecto Canarias Convive, un programa autonómico liderado desde la Universidad de La Laguna, y el Proyecto Patera (Takina), un ejemplo magnífico de actuación a escala micro ideada desde, por y para un centro educativo: el IES Faro de Gran Canaria.

 

Canarias es un ejemplo de la sociedad multicultural que se va a imponer en gran parte del mundo de aquí a unos años vista. No lo dice cualquiera. Txema Santana ha desarrollado los últimos 20 años de carrera profesional como periodista vinculado a la inmigración: desde los dos lados de la mesa. Dando noticias sobre este fenómeno en varios medios locales, nacionales e internacionales y ahora como asesor en materia de migración del Gobierno de Canarias. “Aquí vive gente de casi todo el mundo; y se está mezclando con la población local formando una nueva sociedad marcada por la multiculturalidad. En ese sentido tenemos un gran caudal de conocimiento que podemos exportar al mundo”. Y ahí el sistema educativo tiene mucho que decir. “Debe ser flexible para dar respuesta a todas esas diferentes formas de ver el mundo que conviven en Canarias”. Para Santana, es crucial que el sistema educativo cuente con los recursos necesarios para hacer frente con garantías al desafío de mantener la igualdad de acceso. Los escolares canarios han sido muy generosos con sus compañeras y compañeros de otros lugares del mundo acogiéndolos e integrándolos. Nosotros tenemos que ser exigentes para que eso se mantenga así”, sentenció el periodista grancanario.

 

Una respuesta coordinada a los retos del fenómeno migratorio

 

Pese a que la inmigración irregular es una realidad en Canarias desde hace más de dos décadas, hoy se aborda por primera vez la necesidad de contar con un plan que aborde este asunto desde todos los puntos de vista y que aporte soluciones a los problemas que plantea esa realidad. El programa autonómico Canarias Convive es el marco en el que se trabaja para tener a principios de 2023 el futuro Plan Canario de Inmigración y Convivencia Intercultural un texto en el que se trabaja de manera intensa desde febrero de este mismo año. Pero no se ha llegado a esa conclusión de manera espontánea. Hay un trabajo detrás que, según explica Vicente Zapata, ha incluido un proceso de participación en el que se han integrado más de 300 voces. “Se ha diseñado un cauce de participación que incluye a colectivos sociales y culturales, profesionales de los más diversos ámbitos, científicos, técnicos, especialistas y responsables públicos que han abordado de qué manera podemos dar una respuesta pública a la inmigración dentro de los ámbitos competenciales de las comunidades autónomas”, relata Zapata. Y ahí, “la educación es uno de los pilares fundamentales”.

 

Ahora se aborda una segunda fase de mesas técnicas en las ocho islas “para ir cerrando el plan y las medidas concretas que se incluirán. Estará listo a finales de año y servirá para cubrir un hueco muy importante. Es increíble que después de tantos años no tuviéramos un documento para poder responder a este fenómeno”, se lamenta el responsable de Canarias Convive.  Zapata adelanta que el eje del plan es la participación: “Sólo a través de la planificación a través de procesos participativos se puede ofrecer una respuesta colectiva que después puede implementarse a nivel insular y local”. Vicente Zapata habló de un caso concreto para ilustrar la necesidad de este plan regional. La formación como instrumento para frenar los rumores. “Ha sido una campaña diseñada con el propósito de dotar a la ciudadanía de instrumentos para dar respuesta a los rumores antiinmigración. La idea es que cualquier persona sepa identificar estos mensajes de odio y pueda tener una respuesta para hacer frente a estos discursos y a la desinformación”.

 

Los pibes y las pibas se ponen las pilas

 

Daniel Escobar Domínguez asumió la dirección del IES Faro (Maspalomas) hace cinco años un momento clave que explica el porqué del proyecto: la crisis de los cayucos. “Vimos como iban depositando todos los cayucos que venían detrás del centro y como aquello se estaba convirtiendo en un vertedero”, recuerda el docente. Todo fue una especie de flash tipo ‘Eureka’. “Vimos que podíamos darle una nueva vida a esos cayucos y de ahí partió la idea”. El inicio fue una simple intervención artística usando una de estas embarcaciones como lienzo de un ‘mural’ reivindicativo. Nacía el Proyecto Patera o Takina, una palabra en árabe que significa libertad. “El diseño de la pintura fue de un alumno de segundo de Bachillerato y se hizo todo un trabajo previo de cálculo de litros de pintura, intendencia y preparación”. Pero fue sólo el inicio de un programa que se ha prolongado en el tiempo y que es un ejemplo magnífico de plan transversal y a largo plazo. “Queríamos darle una nueva vida y un nuevo significado; que fuera un símbolo que nos permitiera superar la idea del cayuco como una imagen vinculada a la inmigración irregular”, comenta el director del IES Faro. Lucha, superación, inclusión, de la valentía que supone salir a buscar una nueva vida. “La gente no se da cuenta de lo que significa un cayuco”, expone el docente.

 

Aquel primer gesto se ha convertido en un verdadero programa de actividades. “El cayuco es el eje sobre el que gira todo lo demás”, destaca Daniel Escobar Domínguez. Esa pintura que quiere hacer una reflexión sobre ideas como la solidaridad, la ayuda entre los pueblos o el conocimiento se fue transformando en algo maravilloso. En el IES faro se habla de geografía africana; de cultura africana; de mujeres científicas africanas; de folclore africano, de historia africana… Hasta se integra la realidad del continente a través de materias como las matemáticas. Pero es el programa se ha convertido en una manera de integrar en el centro educativo a los hijos de esos inmigrantes y a los menores que llegan hasta nuestras costas. “A partir de ahí, el centro ha ido creciendo con un proyecto superior que propone una mirada hacia África”.

 

Irene Rodríguez es la profesora que coordina todo este proyecto en el que se han involucrado docentes y alumnos y mantiene que. “La primera reacción del alumnado al ver el cayuco en el centro fue decir, qué hace eso ahí. Pero luego entendieron que en esas embarcaciones tan frágiles vienen padres, madres y sus hijos; gente de su misma edad”, indica. Para Rodríguez, la idea que pivota sobre todo el proyecto es la de segunda oportunidad. “A nosotros nos llega alumnado que ha pasado por esa situación y hay que atenderlos para que aprovechen esa segunda oportunidad que les da la vida”. La docente comenta que a través de este programa se intenta salvar cualquier rechazo: pero desde los dos lados y más allá del propio centro. “Con esta iniciativa no sólo queremos llegar a los menores; también a los padres. La idea es que todos seamos conscientes de que cualquier persona, sea quien sea o venga de donde venga, siempre se merece una segunda oportunidad”, advierte Irene Rodríguez. “Superamos el rechazo; todos saben que una vez entran al centro son tan alumnos como cualquiera”.

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