El operativo pasa del estado Delta 1, el permanente en verano, a Delta 2 por la irrupción del episodio largo de altas temperaturas
“El pasto está extremadamente seco y con la mínima fuente de calor puede prender”, explica el agente Alfa Charlie 015
La isla posee un dispositivo contrastado y en constante actividad, pero basta una imprudencia para que un GIF salga de su jaula
Los zarpazos del fuego están escritos con ceniza en la historia y la memoria insulares, con 32.600 hectáreas afectadas desde 2004
El Cabildo vuelve a hacer un llamamiento a la prudencia y al cumplimiento de las restricciones en el estado de alerta
Gran Canaria, 8 de agosto de 2025. El fuego es un animal siempre agazapado y dispuesto a aprovechar sus oportunidades. El Cabildo mantiene los ojos fijos en él a través del Plan Anual de Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios Forestales de Gran Canaria. El dispositivo afronta su época de riesgo alto entre el 1 de julio y el 30 de septiembre. En este periodo, el operativo está permanentemente en estado Delta 1, aunque estos días el nivel se ha elevado a Delta 2 por la irrupción desde África de una masa extremadamente cálida que ha obligado a activar la alerta por un episodio largo de calor.
“En unas condiciones como las que tenemos ahora, el pasto está extremadamente seco y con la mínima fuente de calor puede prender. Es como la pólvora”, explica Alfa Charlie 015 o, lo que es lo mismo, Pedro Navarro, Jefe de la Comarca 3 o Sur, una de las cuatro en que se divide la isla sobre el mapa, en su caso la correspondiente al tercio inferior, un triángulo que abarca de Ayacata a La Aldea y que ahora mismo es una sartén.
Sus palabras de advertencia quedan refrendadas sobre el terreno, porque el campo se expresa con un lenguaje claro de signos. Habla con voz quebradiza el matorral seco. Lo hace también un aire ardiente que provoca que la humedad ambiental se desplome por debajo del treinta por ciento, sobre todo por encima de los cuatrocientos metros de altura, cota donde en determinadas circunstancias se disipa por completo el efecto refrescante del alisio. De hecho, el ventilador atlántico a duras penas da señales de vida en la franja norte, mientras el resto de la isla es lo más parecido a una olla hirviendo.
Y también a una mecha. “Estamos en la época más dura por las altas temperaturas, sumadas a la baja humedad y a posibles episodios de vientos fuertes que dan las condiciones para que se produzcan grandes incendios”, insiste Carlos Velázquez, coordinador forestal del Área de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria.
En efecto, en esta situación se percibe el latido cercano de la bestia, oculta y amenazadora. Sus zarpazos están grabados –a fuego, por supuesto- en la historia y la memoria insulares. Son relatos escritos con ceniza que deben servir de recordatorio del rastro de destrucción que han provocado los grandes incendios forestales en Gran Canaria. Desde 2004, las llamas de los GIF han afectado a más de 32.600 hectáreas, desde Aríñez a Tasarte pasando por Moriscos, Lagunetas, Artenara o Valleseco.
El sol se acerca al mediodía y deja caer su plomo sobre la Cumbre. También sobre la Base 4 o de Las Mesas, una de las cuatro con las que cuenta el Cabildo junto a las situadas en Tafira, Artenara y Cruz Grande. La calma es tensa y las labores de vigilancia y prevención del equipo nunca cesan, porque tampoco lo hace el riesgo.
Suena de improviso un sonido metálico, cercano y huidizo. Procede de las cencerras de un rebaño de ovejas que cruza el pinar junto a las instalaciones. Son aliadas, porque lo que para ellas es alimentarse, para el pinar supone reducir el combustible vegetal situado como una trampa a sus pies.
Un todoterreno de la Base 4 transporta a dos agentes forestales del Cabildo hasta una de las torres de vigilancia, en este caso la del Pico de La Gorra, desde la que se divisa casi a vista de cernícalo gran parte de la vertiente sur, envuelta en un velo caluroso y de incipiente calima que difumina el azul del cielo y se eleva como el perfecto telón de fondo de la alerta por incendios forestales que escenifica a su pesar la isla.
“Es muy importante que la gente entienda el riesgo de la situación, que esté informada y que respete las restricciones”, señala Navarro justo antes de volver a colocarse los prismáticos y otear la inquietante realidad que se extiende ante su mirada. La mejor manera de mantenerse informados e informadas es consultar la página en internet de Gran Canaria Mosaico (grancanariamosaico.com).
En estos momentos, las denominadas Zonas de Alto Riesgo de Incendio Forestal (ZARIs) suman cerca de 65.000 hectáreas, a las que se suman otras 3.500 de riesgo medio. Además, la dimensión del problema se ha visto acrecentada por las consecuencias del calentamiento global, que trae consigo episodios de calor cada vez más frecuentes, prolongados y virulentos.
Algunos detalles del Plan de Prevención
El Plan Anual de Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios Forestales de Gran Canaria o PAPVEIF aborda el problema de los incendios forestales y de interfaz urbano-forestal desde dos perspectivas: preventiva y operativa. Los objetivos operativos abarcan regular la vigilancia, utilización, coordinación y movilización de los medios y recursos de los organismos públicos y privados que existen en el ámbito de Gran Canaria con la máxima eficacia posible.
Los objetivos operativos, por su parte, abordan las acciones encaminadas a evitar o reducir los incendios forestales y sus efectos, principalmente con la creación de áreas de baja carga, y programas específicos de prevención de incendios forestales basados en investigaciones sobre su causalidad y, en particular, sobre las motivaciones que puedan ocasionar intencionalidad en su origen.
En época de peligro alto, como es el caso del verano, los operativos de incendios forestales de Gran Canaria se mantienen desplegados y permanecen siempre en alerta. Se aplican además las medidas limitativas y prohibitivas establecidas en los correspondientes Decretos sobre materias de Prevención de Incendios Forestales, y Protección Civil y Atención de Emergencias por Incendios Forestales.
Asimismo, el INFOGRAN permanece activado en situación de prealerta, pudiendo cambiar esta situación en función de las condiciones atmosféricas y del análisis de riesgos de los órganos competentes en materia de protección civil y prevención de incendios, como ha sido el caso esta misma semana. En esta época de riesgo el operativo estará totalmente desplegado en las 4 bases forestales en periodo diurno y nocturno.
El operativo contra incendios de Gran Canaria cuenta con un contrastado nivel de preparación, grandes profesionales y amplia experiencia, con alrededor de 1.000 efectivos entre brigadas terrestres, equipos ‘Presa’, personal de Medio Ambiente, bomberos del Consorcio de Emergencias y miembros de Protección Civil. Además, se dispone de dos helicópteros con base en Artenara, uno de ellos activo durante todo el año y el segundo durante la campaña.
Sin embargo, basta un descuido, una fatal casualidad, un incumplimiento de las restricciones, cuando no un acto intencionado, para que la bestia salga de su letargo. Sabe además que en casi todos los casos es la mano humana la que abre la puerta de su jaula.