En una entrevista en Radio Faro para cerrar el balance político de 2025, Cristina Valido, diputada de Coalición Canaria en el Congreso, definió el año como “insólito” en la política estatal: sin Presupuestos Generales, con un clima diario de noticias que generan desazón e incertidumbre sobre el futuro de la legislatura. Aun así, subrayó que ha sido un año de trabajo intensísimo para hacer cumplir los acuerdos, insistiendo en que no basta con firmarlos: “hay que pelear cada día para que salgan adelante”.
Al ser preguntada por lo más difícil, señaló que el reto principal es negociar para que se cumpla lo pactado, porque —aunque su voto sea determinante en muchas votaciones— el foco del Gobierno y del debate suele estar en los grupos con más escaños. Explicó que gran parte del año ha estado condicionado por lo que hacen Junts, PNV y los grandes grupos, y que Coalición Canaria aprovecha los momentos en los que su voto es imprescindible para recordar compromisos pendientes y exigir resultados para Canarias.
En clave personal, afirmó que desde Madrid se ve con claridad que, para que Canarias “pinte algo” en la política del Estado, hace falta más peso parlamentario: con un solo escaño, dijo, es muy difícil imponer temas canarios que “para ellos no son prioridad”. Añadió que, si no fuera por intervenciones en tribuna, muchos asuntos del Archipiélago no entrarían en la agenda estatal, dominada por el relato mediático y la pelea política entre grandes partidos.
Sobre la Agenda Canaria, destacó como avance clave la modificación del artículo 35, que sitúa la atención a los menores migrantes como una responsabilidad de todo el Estado, y no solo de Canarias. Reconoció que la ejecución puede ser lenta por discrepancias y trámites burocráticos, pero remarcó el cambio de fondo: ahora existe una ley que respalda a Canarias y, si no se cumple, se puede acudir a los tribunales para exigir responsabilidades. En su balance migratorio de 2025, insistió en que antes “se clamaba en el desierto” y se cargaba con la responsabilidad en solitario; ahora, el Estado está obligado a derivar.
En vivienda, defendió que Canarias necesita medidas singulares porque las soluciones peninsulares no encajan en un territorio fragmentado, con islas despobladas y otras superpobladas, mucho suelo protegido y límites claros a la expansión urbanística. Criticó que el Estado no puede calcular financiación con datos de población desactualizados, porque el crecimiento demográfico en Canarias es fuerte y desigual entre islas. Señaló además el impacto del turismo y el alquiler vacacional, y advirtió de un problema estructural: islas que pueden quedarse sin profesionales cualificados (puso el ejemplo de Fuerteventura) porque nadie se traslada si el alquiler consume más de la mitad del sueldo o directamente es inasumible (mencionó casos de rentas muy elevadas). Dijo que el Gobierno “va escuchando” y que la negociación avanza, pero recalcó que sin más representación canaria en el Congreso, la capacidad real de lograr cambios es limitada frente a territorios que deciden mayorías (Andalucía, Madrid, Cataluña).
Respecto a si habrá adelanto electoral, afirmó que el Gobierno no quiere convocar elecciones y pretende llegar a 2027 “como sea”, en un contexto de causas judiciales abiertas y con la idea de que fuera del poder “te defiendes peor”. Apuntó a factores imprevisibles: lo que puedan revelar investigaciones y decisiones judiciales, y cómo reaccionen los socios. Aun así, describió un escenario de bloqueo: no ve viable una moción de censura (por la aritmética y por el papel de Vox) y tampoco ve condiciones para sacar adelante grandes reformas porque faltan votos para leyes y presupuestos; citó que Junts y Podemos ya han anunciado que no respaldarán los PGE, lo que aboca —según su lectura— a parálisis. Añadió otra posibilidad: presión interna dentro del PSOE desde territorios e instituciones para evitar que unas generales coincidan cerca de autonómicas, pero dijo que, a día de hoy, el escenario sigue cerrado: “ni moción, ni elecciones”.
Mirando a 2026, lo describió como un año de incertidumbre y dijo que no sabe “qué va a pasar la semana que viene”, pero expresó dos deseos políticos claros: sacar adelante el “decreto canario” con asuntos pendientes de la agenda canaria y, si continúa la imposibilidad de aprobar presupuestos y avanzar, “dar la voz a la ciudadanía” y acudir a elecciones, porque un año y medio más de parálisis sería —en sus palabras— un perjuicio para la gente y para la gestión de servicios públicos, prestaciones y pensiones.
En su mensaje navideño, puso el foco en la salud como lo esencial: seguir vivos y cerca de quienes queremos. Y añadió un deseo global: que cesen los “tambores de guerra” y desaparezcan las amenazas e impulsos bélicos internacionales, para poder vivir en paz, trabajar y aspirar a una felicidad sencilla. Cerró agradeciendo a Radio Faro y a su equipo el esfuerzo diario de informar, felicitó a la audiencia, pidió que sigan acompañando a la emisora y describió esa relación como una gran familia que merece suerte y salud en 2026.
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