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“Navidad no es obligación”: Joselyn Herrera y la nutricionista Miriam Pérez hablan de emociones, culpa y comida sin dramas

En Radio Faro, dentro de El Batiburrillo, vuelve el espacio “El Rincón de Quore” con la psicóloga Joselyn Herrera, que en esta ocasión llega acompañada por la nutricionista Miriam Pérez para abordar un tema muy pegado a estas fechas: Navidad, emociones y alimentación.

Joselyn explica que la Navidad es una época altamente simbólica: la asociamos a familia, amor, reuniones y felicidad, pero precisamente por eso remueve. Para algunas personas activa recuerdos bonitos; para otras, pone el foco en carencias afectivas, conflictos, pérdidas y duelo. Al repetirse cada año con rituales y tradiciones, aparece la comparación inevitable: “¿cómo lo pasé el año pasado?”, “¿quién estaba y ya no está?”, y si la persona atraviesa un momento vulnerable, la intensidad emocional se multiplica.

Uno de los ejes de la conversación es la presión social: esa idea de la “felicidad obligatoria” que se refuerza con publicidad y mensajes culturales de familias perfectas. Joselyn subraya que cuando tu realidad no encaja con esa postal, aparece un choque interno que genera culpa, tristeza y soledad, y la persona puede terminar deseando que las fiestas pasen cuanto antes. También insiste en que, si alguien está en un proceso terapéutico y se siente frágil, parar dos o tres semanas puede ser un mundo; no hay “fechas ideales” para cuidarse, depende del momento emocional de cada persona.

En la relación con la comida, Joselyn y Miriam ponen sobre la mesa algo muy claro: el estrés afecta directamente a cómo comemos. Hay quien pierde el apetito y deja de comer, y hay quien recurre a la comida como forma de regulación emocional: comer para calmar, para tapar, para escapar del malestar. La comida, dicen, se convierte en un refugio porque da placer inmediato, y en Navidad esto se hace más visible porque “oficialmente todo el mundo come”, pero el desborde puede estar señalando algo más profundo.

Miriam explica por qué la alimentación navideña tiene tanto componente emocional: se asocia a estar con los tuyos y a “permitirse” alimentos que durante el año muchos se prohíben. Ahí aparece el problema: cuando el resto del año se vive con dietas muy restrictivas, etiquetando alimentos como “buenos” o “malos”, en Navidad llega el “todo o nada” y aparecen atracones, ansiedad y posterior culpabilidad. Incluso describe un patrón común: no comer en todo el día 24 o 31 para “compensar”, llegar con hambre voraz y terminar comiendo mucho más de lo que se comería normalmente.

Sobre las “dietas”, Miriam lo dice sin rodeos: diciembre no es un mes clave para ponerse en modo pérdida de grasa; es un mes social y familiar. El objetivo real debería ser un estilo de vida saludable durante todo el año, en el que también puedas permitirte comer lo que te apetece un 6 de febrero o un 31 de diciembre sin convertirlo en un drama. Y añade que “empezar la dieta en enero” por sistema también puede ser otra trampa si no hay un objetivo real y sostenible.

Ambas insisten en quitarle peso (literal y emocional) al miedo a engordar: si hay miedo intenso, suele haber una relación mala con la comida y una visión de la Navidad como “excesos”. Recuerdan que lo que haces del 24 al 6 no define tu vida. Y además, apuntan un dato clave para aliviar la ansiedad: subir “3 kilos” en estas fechas no tiene por qué ser grasa; puede ser retención de líquidos, cambios digestivos o que no has ido al baño, porque el peso es un número y el cuerpo no es una foto fija.

El tramo final se vuelve especialmente humano: hablan del diálogo interno. Joselyn defiende que debemos hablarnos con más compasión, porque castigarnos mentalmente por comer de más en fiestas es dañino. Y dejan una reflexión potente: el año que viene puede faltar alguien en la mesa, y no te vas a acordar de lo que comiste; te vas a acordar de la silla vacía y del tiempo compartido. Por eso, su recomendación es vivir la Navidad “como la sientas”: si estás feliz, disfruta; si necesitas llorar, llora; si no te apetece salir en fin de año, no pasa nada.

Joselyn cierra agradeciendo el espacio y anunciando que el próximo año volverán con más contenidos de salud mental y especialistas del Centro Quore. Miriam refuerza el mensaje: salud mental y nutrición van de la mano, y anima a quien no tenga buena relación con la comida o consigo mismo a pedir ayuda profesional.

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