Permítanme los lectores de este artículo que me presente, tengo 60 años y soy uno de esos millones de personas que participó activamente en la Transición y además lo hice ilusionado por un cambio de Régimen político que nos permitiera, a la ciudadanía española en su conjunto, unirnos a nuestro vecinos de Europa y disfrutar como ellos de un Estado Democrático de Derecho y Bienestar Social.
No pertenezco a ningún partido político ni jamás perteneceré, pero si que he votado en todas y cada una de la elecciones que se han celebrado en España desde el 15 de junio de 1977, ni que decir tiene que también en los referendos que se han celebrado.
Creo que es una obligación moral de todos los españoles involucrarnos en política y saber, cuando acudimos a votar, por quien lo hacemos. Todos nuestros votos, vayan al partido que vayan, son útiles. Cuando deposito mi voto lo hago convencido de que será el voto que cambiará la política de mi país, este es el optimismo con el que, elección tras elección, acudo a las urnas.
Entramos en 2019 y seguimos con el enfado generalizado de la ciudadanía hacia algunos de nuestros políticos que son, en definitiva, nuestros gestores. Algo estarán haciendo mal para que una mayoría de ciudadanos siga “indignada”.
Aquellos que amamos la historia, queremos conocerla y no volver a cometer los errores del pasado, yo estoy preocupado por la similitud que tenemos actualmente con la convulsión política de los años treinta del siglo pasado. No es alarmismo, es mi percepción.
El 15 de mayo de 2011 una gran cantidad de personas se manifestaron en la gran mayoría de las ciudades españoles, se les conoció como “el movimiento de los indignados”. Nada se consiguió ya que los partidos políticos no supieron entender lo que estaba pasando y la sensación actual es que todo parece seguir igual.
Este movimiento surgió ante la indignación que la ciudadanía española manifestaba hacia los dos grandes partidos que habían gobernado España hasta entonces, PSOE y PP.
Sus escándalos de corrupción y la idea generalizada de que seguían por la misma línea de corruptelas, han hecho que no decaigan las fuerzas de los indignados pero si que asuman, cada vez más y con preocupación, ideales “populistas” que en nada ayudan a mejorar la situación, más bien la complican.
Históricamente, los extremos en España nunca dieron buenos resultados para la ciudadanía.
Tanto PSOE, con gobiernos de González, Zapatero y Sánchez, como el PP con gobiernos de Aznar y Rajoy, han sido responsables de numerosos escándalos de corrupción y lo único que han ofrecido a la ciudadanía es callarlos, excusas vanas, promesas de regeneración pero que da la sensación de que solo esperan a que amaine la tormenta. Eso ya no vale, y así lo estamos viendo en las innumerables encuestas que, lejos de seguir con el bipartidismo, hablan ya de cinco grandes partidos mayoritarios.
Yo soy uno de los muchos millones de españoles que salió a la calle a celebrar el triunfo socialista el 28 de octubre de 1982. Su lema era “el cambio” y no defraudaron durante el tiempo que Alfonso Guerra estuvo de vicepresidente.
Después llegó la desazón, las “puertas giratorias”, la proliferación de “altos cargos”, el escándalo Filesa, los GAL y otras muchas cosas que nos hicieron sentir defraudados ante el “partido del cambio”.
Nada cambió tras el triunfo del PP, se siguieron vendiendo activos del Estado, lo que era propiedad de los españoles acabó siendo “malvendido” a buitres financieros con el beneplácito de los gobiernos de turno.
Tanto PSOE como PP: RENFE, Correos, SEAT, Endesa, Repsol, Argentaria, Telefónica, Tabacalera, Iberia, 49% de AENA, impuesto sobre precios de loterías, incremento abusivo de la deuda Pública con créditos que pagaremos entre todos los españoles y durante generaciones, vaciar la hucha de las pensiones…es decir, todo lo relacionado con energía, transporte, comunicación, etc. Muchos de los que tuvieron responsabilidad en las ventas acabaron en puestos de los diferentes Consejos de Administración de las empresas privatizadas, lo cual parecía un agradecimiento de estas empresas a los “favores recibidos”.
Para más “INRI”, se rescata a la Banca en vez de rescatar a las personas.
La mala gestión en las Cajas de Ahorro, donde partidos políticos y sindicatos hicieron su particular “agosto”, derivó en un rescate que nos vendieron como que nada nos costaría y que no solo nos devolverían el dinero invertido sino que lo harían también con intereses.
¿Alguien se acuerda de ello?. Pues bien, a todos esos que tanto dijeron y mintieron, yo les llamo sinvergüenzas, es el único recurso que me queda como ciudadano de a pie, el pataleo.
Pero que más da, la ciudadanía tiene frágil la memoria y los votos seguían siendo entre
“lo malo” y “lo peor”. Pero todo eso parece estar, por fin, cambiando.
Los grandes grupos de comunicación seguían apoyando el bipartidismo, con una IU siempre minoritaria debido a que era el partido más perjudicado por el sistema electoral español.
Este sistema electoral debería ser revisado. La máxima en una democracia es “cada persona, un voto”. Esto no es así, están sobre representados los partidos nacionalistas.
Como ejemplo decir que en las últimas elecciones generales el PNV tuvo, a nivel nacional, poco más de mil votos que el PACMA y en cambio, el PNV tuvo 5 diputados y el PACMA ninguno.
Podemos intentó acaparar el voto de “los indignados” y en un principio lo consiguió pero la mentira tiene las patas muy cortas y gran parte de su electorado, que más de extrema izquierda era de indignados con el bipartidismo, les está dando claramente ya la espalda.
Y bien, apareció UPYD, un proyecto de cambio ilusionante pero ninguneada por el bipartidismo y por la prensa.
Finalmente una nueva ilusión, la que habíamos dejado de sentir desde octubre de 1982: Llega Ciudadanos.
Cuando parecía que todo era entre cuatro partidos aparece en la escena política un nuevo partido, Vox.
Sus resultados en Andalucía los consiguen con el mismo populismo del que hace gala Podemos, se trata de intentar conseguir el voto de los desencantados con el Sistema para obtener rédito político. Todo se puede prometer a sabiendas de que nunca lo podrán hacer. Política barata que nada ofrece a la ciudadanía más que nuevamente crispación.
Los extremos se retro alimentan, Vox parece querer hacer volver a España a los tiempos del “nacional-catolicismo”, un grave peligro hacernos retroceder a épocas que creíamos ya superadas. No hemos evolucionado durante más de ochenta años para volver a los tiempos donde la iglesia católica mandaba en el Estado.
Me asusta el poder que pueden volver a tener, su machismo y homofobia son conceptos que la ciudadanía española daba ya por superados. Craso error, si no nos defendemos, acabaran con las libertades mas esenciales de los ciudadanos. Así se empieza y ya sabemos como se acaba, la historia tiene muchos ejemplos de este tipo de populismos.
¿Pretende el señor Abascal entrar bajo palio en las iglesias?. ¿Qué destino da la iglesia católica al 0,7% de su casilla en la declaración de la Renta?.
Y ante todo esto que he expuesto, ¿qué futuro hay?, pues bien, decepcionado con los dos grandes partidos que han gobernado hasta ahora (PSOE y PP), asustado ante populistas que su único discurso es prometer lo imposible y hacernos retroceder a los años treinta del siglo pasado, solo queda una opción, una esperanza: CIUDADANOS.
El PSOE les acusa de ser de derechas, el PP les acusa de ser de izquierdas, que miedo parecen tener ambos partidos a perder el poder que se han ido rotando entre ambos durante casi 40 años.
Los conceptos de izquierda, centro o derecha deberían de formar ya parte del pasado.
Hoy en día debemos de pensar en como generar ingresos para el Estado y la forma de repartirlos.
Es por eso que creo en Ciudadanos, su ideario social sin duda adelanta al PSOE en progresismo: Ley de muerte digna, legalización del cannabis con fines exclusivamente terapéuticos, regulación de gestación subrogada sin fines económicos, cambio de la ley electoral para hacerla más justa y representativa, incluir la LICVG en una Ley Integral de Violencia Doméstica donde tan grave sea dañar a la pareja como a los abuelos indefensos, independencia judicial permitiendo a los jueces la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, claridad sin ambages en la defensa de la Constitución y aplicación del artículo 155 en la Comunidad Autónoma de Cataluña (declarada por sus gobernantes independentistas en “rebeldía”) y así un largo etcétera.
En definitiva, frente a partidos que no han sabido atajar la corrupción y nos han dado 40 años de escándalos ya inasumibles por la ciudadanía, frente a los populistas extremistas, sean de extrema derecha (Vox) como de extrema izquierda (Podemos), manifiesto que la misma ilusión que tuve en 1982 por el PSOE la tengo ahora y, sin ningún tipo de dudas, apuesto por la sensatez de un partido frente a los populismos baratos y al bipartidismo que tiene que renovarse ya sin ninguna excusa que les valga.
Pues si, lectores, en política todos tenemos que comprometernos y yo lo hago escribiendo estas líneas, dentro de la libertad de expresión que nuestra Constitución me otorga, yo apuesto claramente por CIUDADANOS para gobernar nuestras instituciones.
Diego Gutiérrez de Ávila
Colaborador de Radio Faro Canarias y digitalfarocanarias.com
Este artículo es un magnífico repaso a la política en general española desde hace unos cuantos años. Sin que se quede nada en el tintero, Diego ha sabido manifestar y sintetizar el malestar que sentimos muchos con nuestra política y nuestro políticos y gobernantes, un verdadero fiasco en toda regla. Decepcionado, igual que este gran articulista, espero que el partido político que propone como llave para un cambio real, Ciudadanos, no nos decepcione como todos los demás. Enhorabuena Diego, ya quisieran muchos periodistas tener tu nivel de síntesis y de comprensión de la política.
Gracias por tu comentario, me anima a seguir adelante.
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