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La concejala de Cultura, Elena Espino, elegida miembro de la Junta directiva de la Asociación Canaria de Universidades Populares (ACUP)

En un acto que contó con la presencia destacada de numerosos representantes de diversos municipios que cuentan con Universidades Populares entre sus servicios, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana Elena Espino, resultó elegida miembro de la nueva Junta Directiva. Al acto también  Asistieron, entre otros, diferentes concejales y técnicos de las dos provincias canarias responsables de las Universidades Populares.

 

 En el mismo evento, celebrado días pasados, se oficializó el nombramiento de Marco González, alcalde de Puerto de la Cruz, como nuevo presidente de la Asociación Canaria de Universidades Populares (ACUP). También se nombró a los nuevos miembros de la junta directiva, entre los que destaca la designación como vocal de la misma a Elena Espino Santana, Concejala de Cultura , Patrimonio Histórico y Desarrollo Local de San Bartolomé de Tirajana.

 

Marco González se comprometió con el impulso de la enseñanza para adultos que se promueve desde la cultura y la creatividad de la ciudadanía canaria. González sustituye al anterior presidente Marco Aurelio Pérez que le deseó toda la suerte del mundo para una institución que goza de buena salud con varios proyectos en cartera y que necesitan de un salto coordinado entre los ayuntamientos de los que cuentan de esta herramienta al servicio de la ciudadanía canaria.

 

También se pusieron de manifiesto las iniciativas que tienen como referencia ambas universidades canarias para mejorar, tanto la imagen como la capacitación de estas universidades populares, cuestión que subrayó el nuevo presidente “para trabajar codo con codo con ellas con proyectos que ya están esbozados; sobre todo, en el ámbito de la ciencia y también con la FECAM en esta vocación de servicio, que más allá de las siglas políticas y que nos une a todas las instituciones que han de relacionarse”, indicó.

 

En su discurso de aceptación del cargo, quiso también llamar al trabajo común y colaborativo que distingue a esta institución para que ninguna universidad popular deje de ser ese lugar comprometido con el progreso y el desarrollo de las clases populares, “un lugar de convivencia y de aprendizaje que ejerce una labor impagable con grandes profesionales que llevan esa enseñanza no reglada para adultos a amplios sectores de la población”.

 

González quiso dar las gracias por la confianza otorgada con unanimidad por los miembros de la asociación y se comprometió a realzar un patrimonio que tiene que ver con el talento y la creatividad de tantas personas que han pasado por esta institución desde la década de los años 80. “Es una historia llena de éxitos y también de proyectos que aún tenemos por delante por lo que este desafío es aún más atractivo que me lo tomo como algo personal”.

 

El profesor de la ULPGC, Óscar Medina, hizo un repaso por la historia de las universidades populares desde el S.XIX, hasta lo que representan hoy en día, subrayando que a las universidades populares por su propia legitimidad tan unida a la democracia y a la libertad cuenta para seguir liderando procesos de superación y de desarrollo de las sociedades y municipios donde perviven. “No dudo –afirmó- de que las universidades populares tienen mucho futuro”.

 

González ahondó en esa idea porque “En la actualidad somos 25 municipios con universidades populares de los 88 que conforman el mapa canario, muchas de ellas referentes como la de Francisco Afonso, seña de identidad de generaciones de ciudadanos que han encontrado en la Universidades Populares ese espacio abierto, inclusivo y libre que continúe sirviendo a una sociedad que ha crecido de la mano de unos profesionales al servicio de lo que la sociedad demanda y lo que es más importante, un lugar donde relacionarse y desarrollar una convivencia que de otro modo sería imposible”.

 

Quiso hacer alusión el nuevo presidente al papel fundamental que pueden y deben jugar las Universidades Populares en torno a la lucha de la propia sociedad, para hacer frente al desafío de los problemas de salud mental que cada vez se hacen más patentes en este siglo XXI. “Confío en que nuestra asociación se haga con las herramientas suficientes para ser una atalaya donde todos pongamos nuestro granito de arena para estar más y mejor preparados para salir de este combate con éxito”.

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