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El servicio Intermedia.ulpgc de resolución de conflictos ofrece casi 500 sesiones en un año y detecta el móvil como intruso en las familias

  • El Cabildo aporta 25.000 euros a este servicio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para el sostenimiento de su equipo multidisciplinar
  • Los conflictos familiares pueden ser por separaciones o herencias, y afecta a jóvenes y adultos, no solo a parejas

Las Palmas de Gran Canaria, 21 de enero de 2021.- El servicio de resolución de conflictos familiares Intermedia.ulpgc ha visto cómo las necesidades de intermediación se han incrementado a partir de la pandemia, y también ha detectado a través de las casi 500 sesiones ofrecidas en el último curso que el móvil “hace presentes a los ausentes” y se interpone en las relaciones familiares directas, en el tan necesario diálogo, por lo que tanto jóvenes como adultos deben aprender a aparcar este intruso más a menudo.

 

Así se puso de manifiesto hoy, Día Europeo de la Mediación, durante el recorrido que realizaron por este centro universitario el presidente del Cabildo, Antonio Morales, y el rector, Rafael Robaina, junto a la directora del servicio, Isabel Luján, quien subrayó que “la paz no es la ausencia de conflicto, sino resolverlo sin violencia”.

 

Este servicio es una manera de devolver a la sociedad su lucha por la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que a su vez cuenta con la ayuda del Cabildo, que hace dos años firmó un convenio por el que aporta los 25.000 euros anuales que necesita para poder contar con un equipo multidisciplinar de profesionales independientes que atienda estas necesidades familiares.

 

“Este servicio siempre ha tenido sentido, pero en estos momentos más”, aseveró Antonio Morales, quien considera que la deriva iniciada en la pandemia aún continuará, por lo que renovó su compromiso con este servicio y con la universidad en su conjunto, con la que ha habido una colaboración estrecha, lo que ha procurado beneficios que repercuten en la sociedad grancanaria.

 

Es de agradecer, prosiguió, que la universidad llegue a rincones a los que la administración ya no alcanza, máxime tras los recortes que mermaron los servicios públicos, de modo que el Cabildo “no puede más que corresponder y manifestar la voluntad de que siga habiendo una relación estrecha”.

 

Robaina recordó que el centro se creó en 2009 y hace dos años obtuvo el respaldo del Cabildo para garantizar su mantenimiento, lo que celebró no solo por la importancia de la labor que entre sus paredes se ejerce, sino porque supone “la dimensión que mejor resume la vocación social de la universidad”.

 

El equipo está integrado por profesionales del derecho, psiquiatría, trabajo social, psicología, educación social y psicopedagogía, entre otros, cuyas sesiones ha repercutido en trescientas personas pertenecientes a un centenar de núcleos familiares.

 

Durante el confinamiento, en el que las personas, su falta de diálogo y sus conflictos se vieron encerradas en cuatro paredes, las relaciones se tornaron más complicadas, de modo que el servicio decidió acudir a las personas y realizar rondas de llamadas y sesiones telefónicas, aparte de atender la iniciativa de las familias que se decidieron a levantar el teléfono y pedir ayuda.

 

No se trata solo de conflictos por separaciones, aclaró la directora, también los hay intergeneracionales o por herencias. El servicio procura trabajar con todas las personas implicadas para ofrecerles herramientas con las que ellas mismas tomen las decisiones finales que llevarán a una mejor resolución de la situación.

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