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Antonio Morales pide la implicación de empresas, ciudadanos y ayuntamientos para combatir las vallas que dañan el paisaje de la isla

·        El Cabildo regenera el paisaje de la autopista GC-1 entre Jinámar y Marpequeña con una inversión de 1,3 millones de euros

·        El presidente de la Institución Insular, Antonio Morales, y la consejera de Política Territorial y Paisaje, Inés Miranda, han recorrido hoy los parajes en los que se está trabajando

·        Entre otras acciones, se han retirado vertidos y residuos de 64.051 metros cuadrados de terreno y 13 vallas publicitarias

Las Palmas de Gran Canaria, 29 de septiembre de 2021.- Con una inversión que 1.273.328,7 euros y la ejecución de cinco actuaciones, el Cabildo de Gran Canaria, a través de la Consejería de Política Territorial y Paisaje, ultima la regeneración paisajística del entorno de la GC-1, en el tramo que discurre entre Jinámar y Marpequeña, en el municipio de Telde. El presidente de la Institución Insular, Antonio Morales, aprovechó esta presentación para pedir el apoyo de los Ayuntamientos, empresas y ciudadanos para poner freno a la proliferación de vallas publicitarias que impactan negativamente en el paisaje, y que han sido repuestas sobre las fachadas y espacios que han sido rehabilitados y limpiados por el Cabildo.

En este sentido, el presidente insular, instó a los medios de comunicación a trasladar tres mensajes a la sociedad, en primer lugar “es absolutamente necesaria la colaboración de los Ayuntamientos. Si nosotros actuamos, hacemos una inversión de las características que estamos haciendo, con un esfuerzo económico para las arcas insulares, pero no se le hace un seguimiento, un mantenimiento, poco estaremos haciendo porque en poco tiempo podemos volver a ver en situaciones indeseables estos espacios. En segundo lugar, un llamamiento a las empresas que están utilizando estos corredores para realizar publicidad que, como decía César Manrique en Lanzarote, es absolutamente innecesaria, al disponer de todos los medios de comunicación existentes para que puedan vender sus productos y servicios, y no es necesario que destruyan el paisaje y el territorio. Hago un llamamiento a la responsabilidad empresarial. No puede ser que rehabilitemos hoy un espacio como ha pasado y podemos ver aquí con una empresa importante de Canarias que, al día siguiente, vuelva a instalar una valla que impacte en el paisaje. Y una tercera, la que nos corresponde a nosotros como ciudadanía, como consumidores, como usuarios de esos servicios y los productos que se nos intenta vender. Diferenciemos, hagamos un juicio crítico de lo que sucede. A lo mejor no deberíamos consumir los productos que atentan contra el medio, el territorio y el paisaje. A lo mejor como usuarios no deberíamos frecuentar aquellos espacios, centros o actividades que se proponen si no respetan el medio, el territorio, el paisaje”.

Antonio Morales y la consejera del área, Inés Miranda, han realizado hoy una visita a las distintas zonas y han comprobado la transformación que han experimentado con estos trabajos, que forman parte del Proyecto Director de Regeneración Paisajística de la GC-1. Unas obras con las que, entre otras labores, se han retirado residuos y vertidos de una superficie total de 64.051 metros cuadrados, así como 13 vallas publicitarias; se han pintado 9.454 metros cuadros de edificaciones e instalaciones; se han demolido 6.090 metros cúbicos de invernaderos abandonados; se han movido 10.000 metros cúbicos de tierras; y se han perfilado 7.405 metros cuadrados de taludes y senderos.

La primera parada del recorrido les ha llevado a la zona agropecuaria del Barranco de La Rocha, el espacio existente en el margen derecho de la GC-1, en dirección sur, junto a Marpequeña. Un lugar en el que, con un presupuesto de 327.323 euros, se ha conseguido revertir el estado de degradación que presentaba.

Por eso, ahora, aparece libre de residuos y vertidos, después de que fueran retirados todos los que se encontraban en los 8.830 m2 de terreno que se ha tratado. Se observan también las fachadas y las cubiertas de las viviendas del entorno, que han sido pintadas; los tramos de muros de piedra que estaban derruidos y han sido reconstruidos; los nuevos cerramientos y vallados que se han colocado; los 255 metros cuadrados de superficie que se han acondicionado con vegetación y material pétreo tapizante, en los taludes contiguos a la carretera; y se aprecia cómo han desaparecido los grafitis del muro situado bajo una nave industrial, que se ha recubierto con piedra artificial.

El segundo destino de las y los visitantes ha sido Bocabarranco y Los Cascajos, en el tramo de la GC-1 ubicado entre La Pardilla y la zona comercial de Las Terrazas. Aquí, con 635.046,96 euros de inversión, se han eliminado o restaurado las instalaciones agropecuarias de Bocabarranco y se ha acondicionado su zona industrial, y se ha regenerado el paisaje de invernaderos y los muros de Los Cascajos.

En detalle, en Bocabarranco, el ‘lado mar’ de la GC-1, la transformación ha requerido el movimiento de 8.303 metros cúbicos de tierras y la retirada de residuos y escombros en 36.676 metros cuadrados de superficie. Han desaparecido chabolas, chamizos, casetas y antiguos cuartos o pequeñas edificaciones en desuso, que han sido demolidas, así como las cuatro vallas publicitarias de grandes dimensiones que impedían ver el paisaje desde la carretera. Por otro lado, vuelven a aparecer antiguos muros de piedra que estaban enterrados bajo escombros y que se han recuperado, así como los hitos de madera con los que se han balizado los caminos, para impedir el acceso de vehículos a las parcelas colindantes y la proliferación de vertidos incontrolados. Además, es visible el frente edificado de la zona industrial, pintado e integrado en el paisaje.

En Los Cascajos, el ‘lado tierra’ de la vía, ya no están los invernaderos en desuso, que se encontraban muy deteriorados y han sido demolidos, ni la valla publicitaria de grandes dimensiones que se colocó en la zona. Lo que sí ha quedado a la vista son los muros agrícolas de piedra que han sido reparados, los resultados de las labores de retirada de escombros y vertidos que se ha realizado en 13.192 metros cuadrados de terreno y el tratamiento cromático que se está aplicando en las edificaciones y en los frentes del resto de invernaderos.

La última parada ha llevado a la comitiva al talud del Polígono Industrial de Jinámar, que se encuentra en el margen izquierdo del Barranco Real de Telde, limítrofe con el citado Polígono, y que coincide con la salida 6 de la GC-1. Un área que se hallaba en un avanzado estado de deterioro y que, tras estas obras, ya no supone un grave impacto paisajístico para la ciudadanía y las y los visitantes.

Los trabajos que han posibilitado el cambio han supuesto una inversión de 310.957,92 euros y, entre otros efectos, han hecho desaparecer las ocho vallas publicitarias que había en el espacio y han suavizado las pendientes, con un reperfilado, el relleno de cárcavas y la colocación de escollera en su base. Unas tareas que han mejorado la estabilidad del talud, que ya está acondicionado con una cobertura de rocalla volcánica y grava, y la plantación de cardones, buganvillas y adelfas, con su dotación de riego.

Hoy, se distingue un lugar sin residuos ni vertidos, ya que han sido retirados de una superficie de 5.353 metros cuadrados; y es evidente la mejora de los senderos peatonales que lo conectan con la Avenida Joan y Víctor Jara de Jinámar, que ya disponen de balizas de pivotes de madera, rasantes modificadas y escalones con peldaños también de madera en los puntos de mayor pendiente.

Asimismo, resaltan los trabajos que se han efectuado en la estación de bombeo de aguas residuales, que está pintada y cuenta con revestimiento de chapado en laja en el cerramiento, muros y otros elementos, y con nuevos muretes y escollera en su entorno.

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